Hay funerales difíciles de olvidar y luego está el de doña Cata, una mujer mexicana que a sus 100 años pidió a su familia que, cuando se muriera, instalaran un enorme pene sobre su tumba.

Valeria Ros muestra, en Zapeando, el momento en el que se ha inaugurado este 'monumento' del aparato reproductor masculino: "Con el respeto que me merecen, no tan solo los aquí presentes, esto es lo más hermoso", se escucha decir a quién oficia la misa, al mismo tiempo que retira el velo que yacía sobre la escultura y deja al descubierto un enorme miembro viril de nada más y nada menos de 1,70m de altura y 270 kilos.

Además, y como destaca la humorista, doña Cata quiso rematar su tumba con un original epitafio en el que se puede leer: "En vida y en muerte siempre me la pelaron".