Boticaria García aclara que el hambre real es una respuesta fisiológica para avisarte de que se deben ingerir nutrientes, mientras que el otro tipo es una respuesta emocional provocada por factores como el estrés, la ansiedad, el aburrimiento, la tristeza o la soledad, así como debido a estímulos ambientales.

Esta explica que el físico aparece tras varias horas desde la última ingesta de comida, mientras que el emocional puede hacerlo en cualquier momento. ¿Qué se siente en cada caso? La experta indica que en el primer caso puede darse una sensación de vacío en el estómago, rugido de tripas o falta de energía que va aumentando poco a poco, pero en el segundo tipo, se da de repente y de manera intensa.

Otra de las diferencias es el tipo de cosas que nos apetece comer. Con el hambre "de verdad", apunta, se busca saciarse sin importar el alimento que se toma, y con el emocional el cuerpo suele pedir alimentos que proporcionen placer o satisfacción, como dulces o snacks.

Por último, destaca que no se tiene la misma sensación al acabar de comer, pues si se trata de hambre fisiológico, quedamos saciados, mientras que el en segundo caso, "las mismas emociones que te han llevado a comer siguen ahí".