Hay lugares que se esconden bajo tierra, auténticas villas, algunas incluido habitadas. Por ejemplo, Cristina Pedroche muestra en el vídeo principal de esta noticia Coober Pedy, en Australia. Allí la gente vive en agujeros bajo el suelo, en viejas minas rehabilitadas. "Hay de todo, casas, bares, librerías y hasta un hotel turístico", explica Cristina Pedroche, que explica que "viven en el subsuelo para protegerse de los 45 grados de temperatura del exterior y las casas tienen todas las comodidades, electricidad, agua e internet".

Por su parte, Isabel Forner destaca que uno de los beneficios de este tipo de ciudades es que pueden ser una solución a la "superpoblación en las grandes urbes y, además, soportan los terremotos sin apenas inmutarse, de hecho algunas llevan ahí miles de años". Es el caso de las minas de sal Wieliczka, en Polonia. Son 300 kilómetros de pasadizos a 300 metros de profundidad llenos de sal. "Hoy en día sirven para almacenar sal y como centro turísticos", destaca Forner, que afirma que hasta se pueden producir bodas ya que hay dos capillas. Pero no son los únicos casos, Miki Nadal muestra en el vídeo la ciudad subterránea más grande del mundo, situada en Canadá.