Los rescates suelen producirse en casos de emergencia, pero, en ocasiones, pueden no salir como se esperaba. Un ejemplo es lo que ocurría en Brasil, cuando un helicóptero acudía a rescatar a una persona que habría sufrido un accidente de tráfico, pero al poco de despegar, perdía el control y descendía rápidamente hasta caer en medio de una carretera.

Otro caso se daba en una feria, donde tenían que rescatar a una niña tras averiarse la atracción en la que estaba. La persona que la ayudaba a bajar, pisaba mal en la escalera y ambos caían al suelo. También tenía un final inesperado el intento de rescate de un coche que se había salido del camino. Un tractor trataba de remolcarlo con una cuerda pero esta se partía y el vehículo salía disparado hacia el bosque impactando contra un árbol.

Miki Nadal apunta que los rescates fallidos también se ven en el deporte, como es el caso de un jugador de la liga de Israel al que los camilleros tratan de sacar del campo, con la mala pata de que la camilla se le cae a uno de ellos y el futbolista acaba en el césped. Con su camilla también tuvo mala suerte una senderista de Arizona a la que rescatan con un helicóptero, sin esperar que iba a sufrir un terrible mareo.