En las imágenes pueden ver dos de sus dos autorretratos, porque Beatriz Talegón, además de política, es fotógrafa, abogada y pianista con sólo 29 años. Nació en Madrid, pero se crió en Guadalajara.
Su madre vendía la ropa que ella misma confeccionaba y su padre trabajaba como auxiliar administrativo. El dinero no daba para lujos pero sí para que a Beatriz, hija única, no le faltara de nada.
Recibió clases de música, de inglés y de francés y pudo ir a la Universidad de Alcalá de Henares, cursó la carrera de Derecho y se la pagó ella misma trabajando en un restaurante de comida rápida y sirviendo copas.
En casa no estudiaba sola, sino con su padre, que se matriculó en Sociología en la UNED. Beatriz cuenta que, en su casa, nunca se hablaba de política y quizá por eso, la vocación le llegó tarde.
Se afilió al PSOE con 22 años, indignada con el segundo Gobierno de José María Aznar y, tras ver cómo ignoraron el rechazo de la gente en la calle a la guerra de Irak, se sacó el carné.
Su primer cargo fue de concejala de su pueblo, Cabanillas del Campo, donde conoció al político que más le ha marcado, Pedro Pablo Novillo, por entonces viceconsejero de Educación de la Junta de Castilla- La Mancha y de ahí, recién licenciada, a Bruselas, primero como asesora técnica en la Oficina de Castilla- La Mancha y, más tarde, como asesora del Grupo Socialista en el Parlamento Europeo.
Ahora, desde hace un año, es secretaria general de las Juventudes Socialistas de todo el mundo. Su residencia está en Viena, pero allí vive apenas 10 días al mes, porque el resto lo pasa viajando, aunque, asegura, no en primera. Pese al ajetreo, sigue muy de cerca la actualidad política de España y cree que el PSOE no pasa por su mejor momento.
Asegura que ni se plantea presentarse a las primarias de las que saldrá el próximo candidato a las Elecciones Generales. Dice que está bien donde está. al menos, de momento.