"Ya no tenemos un pantano, es una charca", denuncia en laSexta Noche María José Arroyo, vecina de la localidad cacereña de Peraleda de San Román. La sequía está haciendo imposibles tareas tan cotidianas como lavar o ducharse. Los habitantes de este municipio extremeño tienen que recurrir a botellas y garrafas que llenan en una cisterna ubicada en el centro del pueblo para suplir su abastecimiento diario de agua potable.

Con las reservas que dispone actualmente el pantano, a los habitantes de este pueblo les queda "como mes o mes y medio de agua", estima María José. "El problema es qué va a pasar después", se lamenta esta vecina.

"En el pueblo estamos barajando la idea de traer el agua del río Gualija, que está a unos kilómetros. Es la única opción posible". En la actualidad, los vecinos están tratando de racionar el agua de la que disponen para el riego de los huertos. "Tenemos un problema muy serio", asegura. Una consecuencia más de la emergencia climática que asola a algunas provincias de nuestro país.