Cristina Almeida, abogada y expolítica, lo tiene claro: las residencias deben ser una forma de aliviar a las personas que no pueden enfrentarse a su situación solas, pero no pueden ser un sitio al que ir a "perder la vida". "Parece que hoy vas a una residencia a esperar a morirte o que vas es a vivir de otra manera, hay que cambiar el modelo", ha sentenciado.

Así, ha defendido que no pueden ser un "aparcamiento de mayores", sino lugares en los que se atiendan las necesidades de cada uno pero permitiendo que las personas hagan actividades conjuntas, participen de la vida e incluso puedan salir a la calle.