La Junta Militar le mandó al exilio

Tres gallinas y unos "uniformes llenos de medallitas": la curiosa protesta de un represaliado contra la dictadura argentina en España

Quique Rivero recuerda para laSexta Columna su encarcelamiento por el régimen de Videla y su posterior exilio a España, donde tuvo la oportunidad de responder a la dictadura argentina durante una visita de sus autoridades.

Quique Rivero recuerda para laSexta Columna su encarcelamiento por el régimen de Videla y su posterior exilio a España, donde tuvo la oportunidad de responder a la dictadura argentina durante una visita de sus autoridades.

Quique Rivero es uno de los miles de represaliados por la Junta Militar en Argentina. En su caso, su detención le costó no poder asistir al nacimiento de su hija: "La conocí cuando tenía tres meses y pico, cuatro", afirma. 

Mientras Quique estaba a punto de cumplir tres años entre rejas, en Argentina terminaba la gira del rey Juan Carlos y la reina Sofía. En ese momento, la madre de Quique, de origen asturiano, consigue que el Consulado de España acepte a su hijo como refugiado político. 

Quique va directo desde la cárcel al aeropuerto. Su despedida es bastante distinta a la que la dictadura le da al Jefe de Estado Español, tras pasar 100 horas agasajado por Videla. "Me llevan esposado al aeropuerto de Ezeiza y me dan media hora para despedirme de mi familia en un cuartucho que hay ahí", recuerda.

Quique llega a España un día después de votarse nuestra Constitución y solo puede volver a ver a sus padres en Argentina nueve años después. "Me hizo polvo. Mis padres estaban totalmente envejecidos, es un choque muy fuerte. Eso fue una de las cosas en mi vida más dolorosa, más que la propia cárcel", asegura en el vídeo sobre estas líneas. 

Quique regresa a Argentina solo de visita, pero siguió protestando contra la dictadura desde España. Cuando las autoridades militares argentinas visitan nuestro país, cuenta que tuvo la oportunidad de tomarse una revancha con la ayuda de tres gallinas, que lanzaron sobre los "uniformes llenos de medallitas" de los militares. "Llamar a alguien gallina es un ofensa muy grande", apunta.