Pero en la realidad, si atendemos al poder de decisión, la estructura de la Unión da la vuelta radicalmente y en este organigrama no oficial de los mandamás es de Europa la todopoderosa es Merkel.
Para mandar, en un mundo de hombres, hace falta carácter y Merkel lo tiene. Siempre lo ha tenido. En una discusión en la televisión alemana sobre el aborto hace más de 20 años, Merkel era ministra de Juventud y Familia. Con sus argumentos, de repente, su contrincante se pone nerviosa. Quiere irse del plató, y para poder quitarse el micrófono, empieza a deshacerse de prendas íntimas. Incluso llega a tirar un vaso, todo el mundo se agita alrededor. Pero mientras pasa todo esto, Merkel ha permaneció impasible.
Hija de un pastor luterano, ha convivido con la austeridad y lo demuestra incluso en la vestimenta. Siempre usa el mismo tipo de chaqueta, sólo varía el color. Es austera hasta en sus formas. Ya en sus primeros pasos como política, se podía ver su gesto más conocido. Pulgares e índices juntos, formando un rombo.Un gesto que ahora colecciona. Esa austeridad, llevada al terreno económico, es la que hoy por hoy impera en la Unión Europea y, en consecuencia, en España.