Maribel, una mujer jubilada de 74 años, comenzó a trabajar como costurera cuando solo tenía 14. El motivo lo cuenta a laSexta Columna: "El salario de mi padre era pequeño, éramos tres hermanos con muchas necesidades, mi madre asistía en casas, y yo no podía estudiar, porque en ese momento había muy poca gente que estudiara", recuerda.

Así, Maribel acabó en una profesión que la dictadura consideraba imprescindible en una mujer: costurera, en unas condiciones muy "duras". "Entré con 3.000 mujeres a trabajar en Cortefiel y una explotación impresionante porque trabajábamos a destajo, a la mujer se la trataba muy mal, éramos totalmente marginadas, explotadas, con unas temperaturas exageradas de calor, 50 grados".

Además, la mujer destaca el "machismo" que había y lamenta que "los pocos hombres que había abusaban de ellas". "Para que se quedaran a hacer horas en los puestos de trabajo, a veces se acostaban con ellas", cuenta Maribel. Sin embargo, estas condiciones laborales no eran una excepción en la época, como tampoco lo era el pasarse toda la vida en la misma empresa, como le pasó a ella.