Cada año, Huelva acoge dos diferentes tipos de peregrinación: la de los romeros en busca de la Blanca Paloma y la de las aves, que utilizan el mismo espacio de los caminantes para reposar de un largo viaje entre el norte y el sur del planeta.

En Doñana, esta impecable convivencia entre pájaros y humanos que se remonta siglos atrás, está a punto de quebrarse. Para los peregrinos humanos a causa del cambio climático, pues como apunta Juanjo Carmona, portavoz de WWF en Doñana, en el vídeo sobre estas líneas, "con este tipo de calor es imposible, es que le da a la gente una lipotimia".

Para las aves que pueblan Doñana también se complica, pues con la sequía tendrían que competir para conseguir los deseados recursos que proporcionan las lagunas para sobrevivir. "Aves que venían a Doñana a reproducirse no lo hacen desde hace años", explica la periodista Ana Tudela. En este parque nacional, hace tres décadas, anidaban 600.000 aves. Según el último censo, en 2021, solo lo hicieron 87.000. "La falta de agua afecta a los insectos, hay menos alimento para las aves, y si no hay alimento, sin agua y con este calor, muchas han dejado de criar", comenta Carmona.