El asesinato del conde de Bernadotte mientras intentaba mediar en nombre de la ONU en el primer conflicto entre Israel y Palestina no puede ocultar su gran denuncia: la de la conocida como Nakba, la catástrofe palestina que empezó en 1948 con la expulsión de 750.000 árabes de sus casas para dárselas a sus nuevos propietarios israelíes. 

Basándose en los informes de Bernadotte sobre la Nakba, la ONU aprobó una resolución exigiendo que se permita "a los refugiados que deseen regresar a sus hogares y vivir en paz con sus vecinos". Sólo un año después de esta resolución, la ONU puso en marcha su Agencia para los Refugiados Palestinos que atiende desde entonces a los expulsados de 1948 y a todos los que vinieron después. 

"Somos un recordatorio a nivel internacional de que los refugiados de Palestina llevan 75 años bajo este estatus y que es necesario encontrar una solución justa y definitiva para todos ellos", afirma Raquel Martí, trabajadora de UNRWA, que también defiende que "esto puede incomodar a algunos países".