Adolfo Suárez
La primera promesa incumplida de un político español en democracia no fue a los votantes ni a los ciudadanos fue a un fantasma, a un muerto, a un dictador. Aquellos que juraron lealtad a las leyes del franquismo las deshicieron para aprobar una Constitución democrática.

No todos los incumplimientos han sido tan maravillosos como aquella 'traición' que ayudó a democratizar España. Rafael Calvo acompañó a Suárez en esa transformación social. Fue uno de los creadores de su programa económico, su ministro de Trabajo, el que aprobó las primeras leyes democráticas para los trabajadores.

En su cabeza queda el recuerdo de lo complicado que fue aprobar leyes por las divisiones internas. Por eso, sostiene, no cumplieron con todo el programa electoral. La ley del divorcio era una de esas leyes complicadas que, sin embargo, sí se aprobó. Fernández Ordóñez, el ministro de Justicia, quería una ley avanzada. Sus compañeros, una católica, apostólica, romana. La versión final de la ley del divorcio fue mucho más comedida que la que prometieron pero mucho más avanzada que la que nunca soñaron hacer realidad.

Felipe González
Misiles, tanques, soldados y saludos al Politburó; es el ejército rojo, el de la Unión Soviética. Para protegerse de ellos se crea la Organización del Tratado del Atlántico Norte, la OTAN. A comienzos de los '80, España ya está en la OTAN pero al candidato con más opciones de convertirse en presidente no le gusta. Hace campaña con la bandera del ‘No a la OTAN’. El candidato se convirtió en presidente y el ‘No a la OTAN’ se esfumó. Prometía un referéndum para decir 'no' y acabó haciendo un referéndum para decir 'sí'.

El de la OTAN no fue el único incumplimiento de González. Su política económica poco tuvo que ver con la de su programa electoral. Estaba redactado a medias con el sindicato UGT, con su antiguo amigo y compañero Nicolás Redondo. Que acabó acusándole de venderse a la derecha.

Las diferencias acabaron en la primera gran huelga de la democracia en 1988. Las movilizaciones suavizaron las políticas de González y desde que dejó el Gobierno, alguna de sus ideas. Como la de las puertas giratorias, la de los políticos sentados en consejos de administración de empresas públicas. Hoy, aunque se aburre, Felipe González se sienta en el Consejo de Administración de una antigua empresa pública, Gas Natural.

José María Aznar
Aznar no quería nada estrechito. Aznar quería en el año 96 una buena mayoría absoluta. En aquella campaña popular, todo era fiesta, optimismo, celebración anticipada. Tanta era la confianza que a Aznar solo le prepararon dos discursos para la noche electoral: el de la mayoría absoluta y el de la absolutísima.

Se quedó a 20 diputados de la mayoría. Su éxito no fue para tanto así que a Aznar hubo que improvisarle un tercer discurso. Lo hizo José Luis González Quirós, redactor de sus discursos y redactor de los programas del PP de José María Aznar. Sin mayoría absoluta, Aznar tuvo que pactar parte de su programa con los nacionalistas. En lo económico, CIU y el PP fueron de la mano. En el resto, discreparon. Como con el servicio militar. Aznar había prometido en su programa reducir la mili de nueve seis meses. Los nacionalistas querían que desapareciera.

Por lo demás, Aznar fue un presidente consecuente con su programa, cumplidor. En el capítulo de incumplientos, quizá aquella imagen de gobierno incorruptible... Hoy, manchada. Rato, Acebes, Cascos, Trillo y Matas conforman la lista más comprometedora del Partido Popular.