La bulliciosa California durante la fiebre del oro, en pleno siglo XIX, el Tokyo de hoy entre cerezos y copos de nieve o Lagos, la ciudad más poblada de África dentro de unos 30 años. Estas impresionantes imágenes, que se pueden ver en el vídeo sobre estas líneas, tienen algo en común: están generadas por inteligencia artificial, desde cero y con sólo una breve indicación de texto.  

Es la última herramienta de los creadores del popular ChatGPT, aunque todavía no está disponible porque están ajustando sus medidas de seguridad ante el temor de "no poder predecir las formas en que cualquiera podría  abusar" de esta herramienta. 

En este mundo ávido de certezas, donde la tecnología está tan presente en nuestras vidas, ya hay sencillas aplicaciones que nos traducen y modifican nuestra imagen casi al instante. Herramientas que hacen bien, pero también pueden hacer el mal. 

Se ha visto en Eslovaquia, donde sólo dos días antes de las últimas elecciones, muy igualadas, apareció un audio falso, generado por inteligencia artificial, de un candidato hablando de comprar votos, que finalmente acabó perdiendo las elecciones. Para Marta Juste, periodista de Tecnología en Expansión, la IA "puede ser una amenaza para la democracia, en los procesos electorales que han comenzado este año tienen una influencia muy clara, y aquí de nuevo va a ser muy importante poner coto y controlar estas imágenes, si son falsas o no" 

Nerea Luis, directora de Inteligencia Artificial en SNGULAR, defiende que "al final, tendremos que ir hacia algo que exija un tipo de firma digital que diga 'es una fuente confiable, o es una fuente no verificada'".