Jesús Gil. Un hombre de ambición infinita con un método que quería aplicar a toda España: el método Gil. Su afilada lengua tuvo tantos detractores como creyentes de una personalidad que no encontró rival ni en Marbella ni en el Atlético de Madrid.

Nacido en El Burgo de Osma en 1933, Gil fue un conocido empresario que saltó a la política en 1992 con el Grupo Independiente Liberal (GIL). Antes, en 1987, fue elegido como presidente del Atlético de Madrid.

Con un estilo inconfundible, su popularidad se catapultó con el paso de los años, de igual manera que lo hicieron sus pasos por los juzgados. El 'caso camisetas' fue el principio del fin.

No se quedó ahí, también quiso saltar a la política en Ceuta y Melilla. "El Gobierno ha dicho que me voy a electrocutar", aseguró, algo que pasó. Llegaron los primeros abucheos, le inhabilitaron como alcalde y denunció ser "un perseguido político".

Llevando los mandos del Atlético de Madrid, logró su primer título en 1991, una Copa del Rey que volvería a ganar en 1992, siendo Luis Aragonés el entrenador. El culmen de su gestión llegó en 1996, el año del doblete rojiblanco de Antic.

Después de 11 años como alcalde de Marbella, fue inhabilitado de su cargo. En el Atlético, dejó una deuda de 270 millones de euros, dejando a los mandos al todavía presidente del club, Enrique Cerezo.

Un personaje que no dejó indiferente a nadie y que todavía se le sigue recordando por su peculiar manera de ser. Jesús Gil, un político controvertido, un empresario ambicioso y un presidente polémico.

laSexta indaga en su figura

El personaje de Jesús Gil es tratado en profundidad por dos programas de laSexta. En el especial de 'Equipo de Investigación', llamado 'La herencia de Gil', indagan en la faceta más desconocida del empresario, político y presidente del Atlético.

Entre sus malabares financieros, está el que hizo para saldar una deuda con el club a través de cuatro fichajes por los que pagó 2.700 millones de euros, justo la cantidad que debía. Lima, uno de esos fichajes, desvela cuál fue su experiencia en Madrid.

Ante las cámaras, Gil mostraba los dos lados de su personalidad. En ocasiones se mostraba arisco ante los medios cuando los vientos no eran favorables, pero le llegamos a ver enseñando su casa sin ningún tipo de complejo.