La literatura infantil y el cine han hecho del lobo un animal estigmatizado, tras mostrarlo reiteradamente como un ser sin escrúpulos que intentaba devorar abuelas y niñas o como una criatura terrorífica, capaz incluso de transformar al hombre en un ser asesino con la luna llena.

Odile Rodríguez de la Fuente denuncia ese retrato que los cuentos han hecho del lobo como si fuese un animal sanguinario que "lo único que busca es matar y además matar de forma excesiva". La realidad, explica, es que el lobo no es tan feroz como nos lo han pintado: "Es todo lo contrario desde el punto de vista del comportamiento", sostiene De La Fuente, que señala que "es uno de los animales más nobles, más justos y, que, por supuesto, no mata por matar, mata porque necesita hacerlo para sobrevivir".

Por eso, el padre de esta bióloga y divulgadora científica, Félix Rodríguez de la Fuente, decidió contarle 'Caperucita Roja' de forma diferente: "Era la historia de una viejecita con muy mal carácter, muy fea" y "una niña súper cursi" que tenía "un encuentro con un lobo maravilloso, majestuoso, que olía a tomillo, que expresaba toda la libertad y toda la fuerza de la naturaleza", rememora su hija.

Precisamente, Rodríguez de la Fuente fue el principal responsable de que el lobo ibérico no desapareciera en España. En este sentido, su hija destaca la "gran campaña de sensibilización" que llevó a cabo para "cambiar la imagen que se tenía, generalizada, de que el lobo era una alimaña".

Siglos antes, fue el rey Carlos I quien dictó en 1542 una ley para el control de alimañas que incluía al lobo ibérico, al que "se podía cazar con cualquier método todos los meses del año" e incluso recibir por ello una recompensa económica, según explica. Ya durante la dictadura de Franco, la caza indiscriminada de lobos ibéricos provocó que estuvieran a punto de extinguirse y "todos los lobos de la Península Ibérica se quedaron reducidos al norte", según explica la periodista Esther Sánchez.

Sin embargo, en 1970, y gracias a la insistencia de Félix Rodríguez de la Fuente, el lobo pasó de ser considerado una alimaña a una especie cinegética, por lo que no se podía cazar durante todos los meses del año, ni con cualquier método, y "pasó de estar casi extinguido prácticamente a la situación actual", según precisa su hija.

Desde entonces, en principio, el lobo se ha cazado en España de manera regulada: una caza que algunos ganaderos consideran insuficiente y que los grupos ecologistas ven excesiva. Ahora, el Gobierno quiere que cazar lobos esté prohibido en cualquier punto de España, pero las comunidades autónomas que albergan el 95% de los lobos ibéricos se niegan a aceptarlo.

Ahuyentar al lobo o cazarlo, el debate que enfrenta a ganaderos y ecologistas

laSexta Columna también ha analizado cómo algunos ganaderos, como Fernando, emplean mastines para proteger a sus animales. Él está en contra de que se mate al lobo ibérico, pero otros profesionales de su sector no entienden que se prohíba su caza. Puedes escuchar sus testimonios en este vídeo: