Si tu abuelo votó a Adolfo Suárez y tu padre a José María Aznar, tienes un 60% de posibilidades de votar a Pablo Casado. No es solo porque lo hayas visto en casa, sobre todo está en tu ADN.

Manuel Martín-Loeches, catedrático de psicobiología y neurocientífico cognitivo explica que hasta un50%-60% de nuestra orientación política "depende de la genética" y añade: "La otra mitad la determina el ambiente, la educación y, según eso, se configura el cerebro".

Además, Martín-Loeches afirma que si nacemos con una pequeña parte del cerebro más desarrollada seremos más conservadores. "En los conservadores hay una zona que se activa más, está en el interior del lóbulo temporal, una especie de canica muy pequeñita que se conoce como la amígdala. Es una zona del cerebro que tiene mucho que ver con emociones muy básicas, muy intensas y especialmente, con la agresividad y el miedo".

¿Qué pasa con los progresistas? El catedrático sostiene que "el mensaje que polarizaría es aquel que tiene que ver con aquello que procesa la parte del cerebro que se conoce como cíngulo anterior, mensajes que tienen que ver con que un conflicto en la sociedad y lo público tendría gran cabida".

Un equipo de laSexta Columna trata de comprobar si la polarización política se ha trasladado en la calle. Para ello, pregunta a la gente qué se le pasa por la cabeza al pensar en el partido opuesto a sus ideas. En el siguiente vídeo puedes ver las reacciones de los entrevistados.