Juegos Olímpicos de Invierno de Sochi, año 2014. Todo está preparado, pero la llama olímpica se le apaga al portador poco antes de llegar al pebetero. Ante la mirada de Steven Seagal, un mechero y la presencia de Vladimir Putin arreglaron la situación.

Lo que no fue tan fácil de arreglar es lo que pasó fuera del estadio. El grupo feminista Pussy Riot se dispone a grabar un videoclip. En esta canción, estas opositoras criticaban que el Kremlin gastar 50.000 millones de dólares en los Juegos de Sochi con el fin de fortalecer la figura del presidente.

Pero cuando las Pussy Riot empezaron a cantar, aparecieron los temidos cosacos. Patrullas paramilitares que reprimen protestas sin pensar demasiado en los derechos humanos. Las 'caricias' alcanzan también a quienes intentan captar la violencia. Entre ellos se encontraba David Khakim, refugiado político ruso que vive en España.

Se trata de un activista nacido en Sochi y amigo de las cantantes. Las integrantes de las Pussy Riot fueron detenidas justo cuando el mundo observaba a Putin por su durísima ley contra la homosexualidad.

Su acto dio la vuelta al mundo, como cuando les dio por cantar quemando la cara de Putin en 2014. Tras ese momento, fueron condenadas a dos años de prisión. Las Pussy Riot fueron amnistiadas y siguieron con su lucha. David acabó teniendo que huir a España, donde vive hoy como refugiado.

"Luchaba contra el autoritarismo y por la libertad", relata. "La Policía me detuvo y me dijeron: 'Si sigues con tu protesta, podemos hacer cualquier cosa'", afirma David.