El lugar elegido para matar a Franco era el camino al palacio de Aiete, la residencia de San Sebastián en la que el dictador pasaba sus vacaciones. En una cuesta próxima al recinto se colocó la bomba: "Se metió el explosivo en una parte de la carretera en la que no había casas cercanas", cuenta Octavio Alberola, el hombre que lideró el comando para matar a Franco.

Para vigilar su llegada, el comando de Alberola se apostó en las cercanías del Monte Igueldo. Franco dejaba pocas pistas sobre cuándo aparecería por San Sebastián. Así que para saber si el dictador estaba a punto de aparecer en la ciudad, había que estar atentos al estanque de Aiete... y sus cisnes. ¿Por qué?