La crisis económica y el rescate financiero llevó a los bancos a abaratar costes a costa del cierre de sucursales. Una circunstancia que pequeños pueblos, como Tiedra, en Valladolid, han terminado pagando. "En aquella ocasión tenían que cerrar más de 40 oficinas y tocó esta", lamenta el alcalde de la localidad, Nunilo Gato.

Como señala la periodista Marta García Aller en este vídeo, esto se debe a "la reorganización del sector y la digitalización, que hace que poco a poco las nuevas generaciones necesiten menos trasladarse a una sucursal bancaria". Sin embargo, también está la otra cara de la moneda, la de las personas al otro lado de la brecha digital, en su mayoría ancianos que todavía "van con su libreta a ver si les han pasado la pensión y que no lo van a mirar en su móvil", concluye la autora de 'Lo imprevisible'.