Srebrenica fue, junto a Sarajevo, el escenario de la guerra de Yugoslavia en Bosnia. Allí fue donde el militar Ratko Mladic sembró la tragedia con la matanza de más de 8.000 civiles en apenas una semana. Tenía como objetivo un genocidio, la conocida como "limpieza étnica".

Corría 1992 y entonces el coronel español Francisco Javier Zorzo lideraba a 800 soldados en nombre de las Naciones Unidas que pretendían parar la masacre. Sin embargo, todo era demasiado salvaje. Ahora, 30 años después, explica a laSexta Columna cómo vivió el terror: "No era extraño que luchadores de una y otra parte sacaran los ojos de los cadáveres de los combatientes".