Hace casi cuatro meses, la luz empezó a faltar a buena parte de los 7.300 vecinos que viven en la Cañada Real. Aunque muchos quieren pagarla, no pueden.

Su asentamiento es ilegal y muchos de ellos se conectan a la red con enganches que siempre han dado problemas, pero nunca como el de ahora. "Si se rompían los cables, venían y nos los arreglaban, pero desde hace tres meses y medio, casi cuatro, no nos la quieren arreglar", asegura Luz Divina Herrera, vecina de la Cañada Real desde 1994.

La empresa energética Naturgy dice que hay un consumo excesivo que sobrecarga la precaria red y los plomos de la Cañada saltan.

La Comunidad de Madrid dice que la culpa es de las plantaciones de marihuana en manos de un puñado de narcotraficantes que ocultos allí cultivan con luz artificial robada.

"No somos todos iguales. También hay droga en el centro de Madrid, en Vallecas y en barrio de Salamanca. Cuando dices que vives en la Cañada Real se asustan y se piensan que somos bichos, pero no lo somos, somos personas como los demás. Mi hija ha tenido que poner en los currículums que vive en Vallecas porque si ponía que vivía aquí, se los rompían", explica Luz Divina Herrera.

"Una sociedad como la española no puede consentir situaciones como las vividas en la Cañada Real", apunta Natalia Fabra, catedrática de Economía en la Universidad Carlos III de Madrid.

Entre los habitantes de la Cañada Real se encuentra Sara, que cuenta a laSexta Columna cómo el frío afectó a su hijo, que tuvo que ser ingresado en el hospital, como muestra el vídeo.