En la aventura de Mary Poppins, el personaje de Bert trabaja de hombre orquesta: de artista callejero, de vendedor de cometa y, sobre todo, se le recuerda como deshollinador. Bert era entrañable, pero era un trabajador precario.

En España cada vez hay más curritos como Bert, los encarnan mejor que nadie quienes te llevan la comida a casa. Nuria es rider en Barcelona y desde sus dos ruedas ha visto cómo los repartidores se han vuelto imprescindibles durante la cuarentena, pero en un momento en el que las empresas de reparto se han hecho de oro, algunas incluso les han bajado las tarifas.

Por eso, desde la asociación de la que es portavoz, Riders x Derechos, denuncia "la condición de falsos autónomos, básicamente, porque hay multinacionales que vienen y con el argumento de la tecnología lo que hacen es precarizar" y explica que tener "flotas y flotas y un modelo basado en los falsos autónomos crea un desfalco en la Seguridad Social enorme, y hemos visto que en plena crisis de emergencia sanitaria los servicios públicos como la sanidad son básicos y se tienen que mantener".

El Ministerio de Trabajo ha sacado a consulta pública el borrador de un proyecto de ley para acabar con este vacío legal. Quieren que se considere a los riders trabajadores asalariados y no autónomos y la ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, ha sido tajante: "Un joven o una joven con una bicicleta y con un móvil no es un autónomo".

Pero Nuria señala que "el proyecto de ley rider, no es la ley rider", sino que es "la ley uberización" porque no afectará solo a los riders, sino que beneficiará cualquier sector que funcione mediante una aplicación y tenga a sus trabajadores como falsos autónomos.