Estos días, todos hemos dudado a la hora de saludar a alguien. ¿Le doy la mano? ¿Una palmada en la espalda? ¿Chocamos los codos? Son las dudas que han surgido en los compases iniciales de una pandemia que está dejando escenas irrisorias.

En España, el caos también lo sufrieron las farmacias, que se vieron sin capacidad de abastecer todas las demandas de los pacientes en cuanto a mascarillas, el bien que más cuesta encontrar desde la expansión del COVID-19.

En poco tiempo, se recomienda no viajar a aquellos países que son foco de la infección. Fernando Simón llegaba a aclarar ante los medios que no era necesario que la población utilizase las mascarillas.

En un tono más distendido, grandes líderes como Merkel, Macron o los reyes Felipe y Letizia han vivido situaciones de saludos dudosos, haciendo ver que también son humanos.

El Vaticano y La Meca también se han visto afectados por el coronavirus. El papa Francisco, que tosía durante sus vigilias al público, llegó a aclarar que no padecía coronavirus, haciendo sus siguientes comparecencias a través de un plasma.