El martillo pilón es un invento clave en el desarrollo de la industria metalúrgica. Una herramienta machacona cuya función es golpear una vez tras otra. "Yo soy un martillo pilón", ha llegado a decir Ayuso.
El PP lleva años martilleando los cerebros capitalinos con su mantra de bajar impuestos.
La popular máquina de aplastamiento impositivo ha encontrado hoy su perfección propagandística. Isabel Díaz Ayuso prometió una bajada cuando llegó, pero luego se quedó en nada.
Ha tenido 626 días para cumplir y no lo ha hecho. Pero ahora ha vuelto a repetir su promesa en campaña y, de nuevo, pretende ser más histórica que nunca. Ha prometido una rebaja del 0,5% que no beneficia igual a todos.
Los que cobran más de 53.407 euros se ahorrarían 519 al año de media. Mientras que aquellos que ingresen menos de 12.450 euros sólo se ahorrarían 25.
"Es falaz que vaya a bajar los impuestos porque esta reforma que Ayuso está proponiendo afecta a los tramos más altos, además, lo podría haber hecho los dos años que ha estado gobernando", explica Máriam M. Bascuñán, profesora de Ciencia Política de la Universidad Autónoma de Madrid.
Frente a esto, la izquierda madrileña parece algo dividida.
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