En 1975, Eugenio fue destinado a San Sebastián como agente de Tráfico. Al País Vasco se desplazó con Aurora, con quien se acababa de casar. Con ellos iba Hortensia, hermana de Aurora, que se enamoró de otro guardia civil -Antonio- con el que se prometió poco tiempo después.

La tragedia llegaría la noche de Reyes de 1979 en Euskadi. ETA impediría su sueño de casarse asesinando a la pareja cuando salía de una discoteca en Cádiz. "Al salir de la discoteca hay una cuesta que acaba en un stop y, al parar allí, los ametrallaron. Y ahí murieron; estuvo pitando el coche, pero nadie se asomó ni llamó", relata Eugenia ante las cámaras de laSexta Columna.

Hortensia murió con 20 años. Su hermana Aurora aún guarda, 40 años después, los regalos de Reyes que nunca llegó a entregarle. "Yo digo que si aquel día no me muero, yo no me moriré ya. Porque te entra una cosa por el cuerpo que te deja... Yo no podía, no podía, yo temblando", añade Eugenia.

Nunca se supo qué etarras asesinaron a Hortensia y Antonio. Aún hoy Eugenio se siente culpable por haber llevado a su familia a Euskadi en plenos años de plomo. "Parece que traje el mal a mi casa. La culpa la tuve yo; podía haberme ido a otro sitio", cuenta, emocionado, el propio Eugenio.

Cuatro décadas después de aquel asesinato a manos de ETA, Hortensia trata de encontrar respuestas en su cabeza. Lo hace sin éxito. No entiende que su hermana fuera víctima del terrorismo etarra, ni comprende algo que sigue retumbando en su cabeza: "Hay una manifestación de uno de la ETA, porque lo han matado o porque lo han cogido, y sale todo el pueblo a la calle; matan a un guardia civil y salen cuatro gatos y medio".