La dictadura incautó a la familia de Paqui una pequeña casa que tenían en su pueblo de Sevilla, Carmona. "El Estado nos ha contestado que no nos la puede devolver. No hay en el Estado español ninguna ley que devuelva los bienes a las familias", lamenta.

El robo de su casa fue solo un episodio de lo que sufrió la familia de Paqui. Su bisabuelo fue fusilado y es uno de los más de 100.000 desaparecidos que quedan en las cunetas de España. "Mi bisabuelo Juan Rodríguez Tirado fue asesinado -relata- actualmente es una persona desaparecida, según el derecho internacional, porque no sabemos dónde está".

Aquellas balas que acabaron con Juan fueron el comienzo de la salvaje represión contra sus tres hijos. Los mayores, Enrique y Pascual, combatieron en la defensa de Madrid. Al acabar la guerra, intentan volver a Carmona, pero solo llega uno, Enrique.

"Empieza a amenazar de muerte a aquel que ha matado a su padre", narra Paqui. Entonces, le detienen y durante "cerca de 20 años" entra y sale de la prisión sevillana de Ranilla, construyendo "como preso esclavo el canal del Bajo Guadalquivir".

Pascual, en cambio, fue detenido en La Carolina (Jaén). "En un interrogatorio se escapa, salen detrás de él dos falangistas, le pegan siete tiros por la espalda y lo matan", explica Paqui.

Al más pequeño, José, le obligaron a alistarse en las tropas franquistas. "En una batalla en Jaén, se cambia de bando y cuando termina la guerra es hecho prisionero y está en campos de concentración, en cárceles, y sufre la gran represión", explica Paqui.

44 años después, cuando ella vio en la televisión que el dictador iba a ser exhumado, colocó una foto de sus familiares represaliados en primera línea, para que vieran cómo la democracia cerraba alguna herida. "Quería que mis familiares vieran por fin este gran triunfo de la democracia que es sacar el cuerpo de Francisco Franco de Cuelgamuros", afirma.