En sus tres años y medio en la Casa Blanca, Donald Trump ha creado un ecosistema en el que nadar por libre como si nada pudiera tocarle. Sin embargo, ese baño de paz se puede complicar cuando se acumulan tantas rocas.

El racismo, el machismo, el 'impeachment', el cambio climático, el muro fronterizo entre México y Estados Unidos y las deportaciones, entre otras políticas, han marcado su mandato al frente del país norteamericano.

El magnate ha conseguido salir airoso de todas las polémicas, pero ahora se acaba su mandato y su carrera hacia las elecciones presidenciales de 2020, que se celebran el próximo mes de noviembre, puede complicarse.

La gestión de la pandemia de coronavirus puede ser otra de las medidas que puede complique la carrera electoral del presidente. Aparentemente, todo marchaba bien. "No hemos perdido a nadie por el coronavirus", repetía Trump en sus comparecencias. "Lo estamos haciendo bien, nuestro país lo está haciendo bien y estamos unidos", aseguraba.

Pero finalmente la pandemia acabó golpeando duramente a Estados Unidos. Entonces, el presidente buscó chivos expiatorios entre sus sospechosos habituales. Pasó de mirar a Xi Jinping con buenos ojos a alentar teorías que señalaban a China como culpable consciente de la expansión del virus.