En julio de 1969, el ser humano daba un pequeño paso para el hombre pero grande para la humanidad al pisar la Luna por primera vez, pero a mucha distancia de allí, unas horas después, Franco daba otro paso.

Mientras todos miraban a la Luna, Franco dejaba su huella en el futuro de España anunciando que le iba a suceder un rey: don Juan Carlos de Borbón y Borbón. "Juro lealtad al jefe del Estado y fidelidad a los principios del Movimiento Nacional", decía el futuro rey.

El periodista Fernando Ónega asegura que "Franco siempre tuvo claro que su sucesor sería Juan Carlos de Borbón y que él sería el continuador de su obra".

Tras su nombramiento como príncipe, empezó a funcionar la maquinaria para que el dictador convirtiera a un hombre impopular que había jurado fidelidad a los principios del Movimiento Nacional. La clave, para Ignacio Escolar, la tuvieron los medios de comunicación, que hicieron de él un hombre cercano, preparado y campechano.