Investigaba algo tan importante como las células madre, pero tras año y medio sin cobrar, Ernesto Caballero-Garrido tuvo que emigrar para seguir avanzando, como tantos otros científicos que nuestro país regalaba.

Este investigador se vio obligado a marcharse Albuquerque para poder vivir de su trabajo. "En aquel momento sentía 'me compro un billete de ida para meterme no sé muy bien donde'. Me había estado preparando durante años y no podía echarme atrás a mitad del camino", nos cuenta en laSexta Columna.

Después de tres años trabajando en un laboratorio de neurociencia investigando para paliar los efectos del ictus, en el que según explica "ganaba el doble", decidió regresar a España porque echaba de menos nuestro país, algo para lo que no te preparan en la universidad.

"Nuestro país ha perdido una masa crítica irrecuperable"

Ahora tiene su propia familia y en lo profesional, la experiencia le abrió muchas fuerzas, ahora es parte de la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios.

El cuento de Ernesto tiene un final feliz en España, pero no es así para todos los jóvenes que emigraron buscando un futuro mejor. "Para grandísima desgracia de España muchos han decidido no volver y nuestro país ha perdido una masa crítica irrecuperable", sentencia.