Tras los resultados de las elecciones generales Casado recibe abrazos de consuelo. Cuando se conoció la mala noticia, salió a hablar antes los medios con una sonrisa, lo último que le quedaba en una noche complicada.

Fuera de la sede solo queda la sonrisa de la foto en la que se preveía hacer un acto post electoral. Esa esquina que tantos días de gloria ha visto. El 28A no había nadie, y las pocas banderas de España que se acercaron eran de Vox y pasaron de largo.

Algo no cuadra. El optimismo se ha esfumado. Ha dado igual que Aznar estuviera detrás. Eso sí que eran mayorías, pero el PP de Casado no ha obtenido sus resultados y se ha quedado por debajo de los suyos.

Porque el Partido Popular solo sacó un resultado peor cuando ni siquiera llevaba ese nombre, se llamaba Alianza Popular.

Sus primeras elecciones como Partido Popular fueron las de 1989, sacaron 107 escaños. Desde entonces nunca han bajado de los 120 escaños. En 2016 fueron 137. El pasado domingo se quedaron en 66. Menos de la mitad.

Y la profecía de Vox no se cumplió: decepción en la extrema derecha VS. las "caritas de felicidad de los progres"

El comparativo (y genial) vídeo que mezcla Apocalypse now con Espinosa de los Monteros (Vox)

Dos en la izquierda y dos en la derecha: el último Gobierno del PSOE visto como una partida de futbolín