Santiago Abascal se afilió con sólo 18 años al Partido Popular en Euskadi. Él y su padre sufrían el acoso terrorista en forma de pintadas en las paredes o en las grupas de sus caballos.
Pese a las amenazas de muerte, Abascal siguió en política. Pasó de ser alabado por Aznar a fotografiarse con Rajoy y hacerse inseparable de María San Gil, cuya marcha en 2008 le dejó en una mala posición dentro del partido.
Hasta que lo rescató Esperanza Aguirre. La lideresa lo colocó en una fundación en la que cobraba 93.000 euros brutos al año. Dinero público de sus denostadas autonomías. "Autonomías es el estado de bienestar de los políticos y sus amigos", ha señalado el ahora líder de Vox en sus intervenciones públicas.
Cuando su estado de bienestar en la Comunidad de Madrid se acababa, Santiago Abascal pasó a Vox. Aquel joven lozano ha abandonado sus sueños humildes de ser guardabosques para enfrentarse a la naturaleza con pecho henchido. Es el 'mesías' de Vox.
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