Franco ganó la guerra civil y no hay guerra sin botín. Al principio, el dictador saqueaba por su cara al sol, pero con la victoria cerca quiso legalizar su expolio para "liquidar culpas contraídas por quienes contribuyeron (...) a forjar la subversión roja".

Robaría a los vencidos mediante una ley de Responsabilidades Políticas. La ley perseguía el patrimonio de los republicanos y como acusación bastaba el chivatazo. Una denuncia que muchas veces llevaba bendición. Los curas franquistas no sólo usaban sus manos para sus cosas, también señalaban directamente.

Un equipo de laSexta Columna ha accedido a un expediente contra un sindicalista en el que se aplica la ley de Responsabilidades Políticas y se incluye el informe del cura párroco. En él queda claro que el acusado "estaba apartado del cumplimiento de los deberes religiosos".