A finales de la década de los 70, la Unión Soviética empezó a apoyar a partidos comunistas en Afganistán. Tras un golpe de Estado, el país se convirtió en una versión islámica de una república soviética.

Para mantener esa influencia, Leonid Brézhnev, el entonces líder de la URSS, invadió Afganistán en 1979. Ese mismo año, en su discurso de año nuevo -y con los sentidos poco afinados por el alcohol- deseó que los niños del mundo no sufrieran los estragos de la guerra.

Sin embargo, la URSS plagó Afganistán de soldados y armas, llegando a lanzar sobre el país las conocidas como 'toy mine' -literalmente, 'mina juguete'-, para engañar a los niños.

Jorge Melgarejo, excorresponsal en el país asiático, explica -sosteniendo una de ellas, tal y como puede verse en el vídeo que ilustra esta noticia- que "esto era lanzado desde los helicópteros Mi-24 rusos y los lanzaban sobre la campiña, sobre todo en la zona rural".