Celestino era hermano de Teófilo del Valle, los únicos recuerdos que conserva de él son una tumba y un carné de conducir que no pudo renovar. Vivía en Elda, Alicante y se unió a una huelga en la que participó casi toda la ciudad.

Los trabajadores del sector del calzado de Elda, como en tantas otras manifestaciones de la época, pedían un salario digno.

Se organizaron asambleas en plazas y en una iglesia de Elda, de allí salió Teófilo con un grupo de compañeros, pero los temibles grises se cruzaron en su camino. Hoy un mural recuerda el lugar en el que fue asesinado. Apenas se investigó el crimen, algo habitual en la modélica Transición española.

Teófilo fue el primer ejemplo de lo que te podía pasar en la Transición por rechistar. Si intentabas mejorar tu calidad de vida podías morir.