Tomemos como referencia el concierto de Queen en 1986 en Wembley. Freddie Mercury, Brian May y compañía hicieron temblar el mítico estadio inglés durante 20 minutos de rock apoteósico. Hace más de 30 años de su actuación durante el concierto Live Aid de recaudación de fondos para los países de África, pero aquel bolo no fue uno más; fue El Bolo -así, con mayúsculas-.

No extraña que hablemos del concierto de Wembley como algo fresco aún hoy en la memoria de muchas personas. Queen vivió como una banda obsesionada por la música por y para el público. Su intención iba más allá de hacer vibrar a las masas con sus canciones; querían hacerles partícipes de las mismas. Querían convertir a la gente en un elemento más de sus temas, de su música y de su show sobre el escenario.

Valga entonces Queen como espejo de lo que fue Podemos. La voz de sus líderes -unidos entonces- sonaba al unísono. Eran nuevos en esto de la política y no había altisonancias. ¿La consecuencia? Un público entregado a un grupo unido con Pablo Iglesias, Carolina Bescansa,Íñigo Errejón o Juan Carlos Monedero al frente. Hoy sólo queda Iglesias al frente de la directiva morada y su música ya no recuerda tanto a la de Wembley.

Ahora cuesta más que las masas te coreen, que convenzas a un estadio repleto para que se mueva a tu ritmo. Hoy cuesta pensar en la directiva de Podemos como aquel Freddie Mercury capaz de "jugar" durante 20 minutos a su antojo con el público de todo un estadio.