Rafael González, ganadero, cuenta a laSexta Columna cómo se ha complicado la situación en los últimos años en su sector. "Empezamos con 100 cabras, ordeñadas a mano, haciendo quesos en cacerolas. Con ese rebaño de cabras hemos ido criando más", recuerda. Todas las mañanas sale a pastorear. La emergencia climática también le afecta. No le ha quedado más remedio que adaptar su forma de vida a los cambios en el clima.

"Desde que nosotros empezamos aquí con la actividad, hemos ido notando cómo cada año nos falta más agua. Tenemos unos pozos que este año se han agotado, y hemos tenido que sacar agua de una cantera para los animales", ha lamentado Rafael, que ha añadido: "Estamos haciendo aprovechamiento también de tejados de las naves, agrandando charcas, para intentar almacenar la mayor cantidad de agua durante el invierno para el verano, porque esto va a más".

Así, Rafael ha tenido que gastarse miles de euros para adaptarse a las consecuencias de la emergencia climática: "Con una bomba solar llenamos los bebederos y las cabras beben de ese agua. También lo usamos para unas huertas que tenemos para nuestro consumo en la granja", ha contado el ganadero a laSexta Columna. Él y su hermano afrontan así la emergencia climática.

Toda la granja funciona con energía de placas solares. Los quesos que produce son sostenibles, y el grano que comen sus cabras también. "Ahora hay grandes distribuidores que te traen pienso ecológico de donde sea, pero se pierde la esencia del producto ecológico. Es como si nuestros productos los vendiéramos en México. Lo suyo es intentar venderlo lo más cerca posible de donde estás", ha destacado Rafael.