A pesar de que los talibanes llegaron al poder en Afganistán a principios de los años 90, no hubo una respuesta de la comunidad internacional, tal y como denuncia Mónica Bernabé, excorresponsal en el país. Sin embargo, la situación cambió después de los atentados del 11S contra las Torres Gemelas de Nueva York.

El ataque coincidió con una visita de Bush a una escuela infantil. En aquel momento él no supo cómo reaccionar y se quedó siete largos minutos leyendo un libro infantil 'Mi mascota la cabra'.

Días después, Bush decidió ir a la caza de Bin Laden. "Él se negó a negociar con los talibanes porque él consideraba que Osama Bin Laden era culpable y no necesitaba juicio", destaca Sandro Pozzi, excorresponsal de EEUU.

"Los talibán nunca lo hubieran entregado porque era su benefactor, había dado ingentes cantidades de dinero al grupo", indica el excorresponal en Afganistán Jorge Melgarejo.

Como los talibanes no lo entregaban, Bush inició su guerra contra el terrorismo. Entonces, ya había otros líderes que le habían comprado el mensaje, como Aznar. "Se trata de evitar que en un futuro puedan producirse ataques terroristas en cualquier país", aseguraba entonces.

"El problema es que esa lógica les llevó a una especie de carrera frenética porque después de Al Qaeda y el régimen de los talibán llegaría en 2003 la invasión de Irak con las armas de destrucción masiva que no existía y luego también tentaciones con Irán, Corea del Norte, Siria, Libia", indica Fernando Arancón, director de El Orden Mundial.