Bombardeos, caos y terror. Solo dos días después de que Eslovenia y Croacia declararan su independencia, Serbia arrancaba una sangrienta guerra que reduciría Yugoslavia a cenizas, con especial ensañamiento en Bosnia, como en la masacre de Srebrenica. En medio de ese conflicto se encontraba Carlos Westendorp, exministro de Asuntos Exteriores durante el mandato de Felipe González.

En ese momento, llegaba como el Alto Representante de la ONU para Bosnia. Tenia una misión clara: lograr que se cumplieran los acuerdos de Paz, cara a cara, con el genocida Milosevic. "Era el típico líder autocrático", ha recordado en laSexta Columna Westendedorp, que ha admitido que daba miedo: "Bastante. Todos los dictadores dan mucho miedo".

A su misión iba a llevar también a un jovencísimo Pedro Sánchez, al que había conocido durante su etapa en el consulado de Nueva York. "Vi que era un chico espabilado, prometía. Aunque no podía imaginar que sería presidente del Gobierno después". En tierra hostil, necesitaban nombres en clave: "Cuando yo salía anunciaban 'sale Oro'. Todos teníamos apelativo". En este sentido, cree recordar que "Sánchez era bronce".

Tras la devastadora guerra fraticida, Bosnia tenía todo por hacer, incluida la bandera. "No es que yo la diseñara, la diseñó un equipo técnico. Con una diferencia: el azul que había salido de aquella reunión era un azul claro, ‘azul Naciones Unidas’. Yo preferí el azul oscuro de la Unión Europea como objetivo final de ese país, de integrarse en la UE", ha recordado Westendorp.