Estados Unidos decidió poner fin al capitalismo desregulado en una lluviosa mañana de marzo. Ocurrió en 1942, cuando Roosevelt defendía "mantener las ganancias personales y corporativas a través de impuestos más altos".
En los años 50, de cada dólar de beneficio empresarial obtenido en Estados Unidos, la mitad iba directamente a las arcas públicas. Se llegó a pagar un tipo máximo de impuesto sobre la renta del 91%.
No fue hasta 1981 cuando, con Ronald Reagan en el poder, Estados Unidos pasó a ser el país los tributos más bajos del mundo industrializado, unas bajadas de impuestos que fueron alabadas por jóvenes demócratas como Al Gore o Joe Biden.
Fue en este momento cuando aumentaron los paraísos fiscales, como explica Álex Madariaga, experto en Derecho Fiscal: "El crecimiento del capitalismo ha conllevado que se creen estructuras para evadir y eludir impuestos, y esto no ha hecho más que aumentar, conforme la economía se ha globalizado el fraude fiscal, también".