Viajamos a uno de los bastiones tradicionales del laborismo: Leigh, una ciudad del cinturón industrial de Manchester que durante décadas se dedicó al textil. Actualmente, muchas de esas fábricas son edificios abandonados. Las que quedan se han convertido en apartamentos de lujo.
En las elecciones de diciembre, en la ciudad obrera donde llevaba 100 años ganando la izquierda han ganado los conservadores. En el mercado de Leigh muchos han votado a la derecha por primera vez.
La izquierda les ha decepcionado. "Solía votar a los laboristas porque mi padre lo hacía y mi abuelo lo hacía. Obviamente, en un pueblo minero. Pero ahora (he votado) a los conservadores, porque los laboristas no han cumplido lo que decían que iban a cumplir", ha apuntado una británica a laSexta.
No es la única ciudadana en pensar así: "Hoy en día parece que se trata a los trabajadores como ciudadanos de segunda clase y no es justo. Todos trabajamos lo mismo". Muchas de las críticas apuntan a Jeremy Corbyn, líder de los laboristas: "Creía que era peligroso. Muy, muy peligroso".
En esta ciudad de Manchester hay paro y pobreza. Pero hay otro motivo por el que no votar a la izquierda. En Leigh, el 63% de los votantes eligió irse de la Unión Europea. Ahora querían que Boris Johnson convirtiera ese voto en una realidad.