La plataforma Salvar El Puertito ha conseguido detener de manera cautelar la obra de un macrocomplejo turístico en El Puertito de Adeje, al sur de la isla de Tenerife.
Quieren proteger su tierra, donde pasean libremente, del ladrillo del hotel. "Nos cuentan que son sostenibles estos hoteles, pero 3.600 camas turísticas como se plantean en esta zona no son sostenibles en una isla hipermasificada", denuncia Iván Cerdeña, de la plataforma Salvar El Puertito.
Para detener el proyecto, el colectivo encontró la clave en una planta, la viborina triste.
"En la legislación canaria se establece que es una planta que solo se puede trasplantar por razones de interés general y un hotel privado no es interés general", detalla Iván.
La viborina es una planta protegida que, según Iván, la empresa constructora había olvidado incluir en su memoria ambiental. De momento, han conseguido parar la obra de manera cautelar, algo impensable sin la movilización colectiva.
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"El activismo es una de las formas que tiene la gente de poder parar esos procesos o poderlos mejorar con mayor regulación, estableciendo nuevos pactos que les permita mejorar sus condiciones de vida", indica Israel Rodríguez Giralt, investigador en sociología de desastres de la Universitat Oberta de Catalunya.