20 de diciembre de 2013. Los españoles se preparan para las navidades y el Presidente del Gobierno está fuera, de viaje en Bruselas. Ese día es el elegido por el Gobierno para presentar el anteproyecto de la ley del aborto. La estrategia está clara: Las fiestas sepultarán la polémica. En la Moncloa confían en el poder desmovilizador de los números de la lotería, las comilonas de Nochebuena, las uvas de Nochevieja y los regalos de Reyes.

En medio de las fiestas y con un árbol de Navidad en la sala, Rajoy ofrece una de sus escasas ruedas de prensa y los periodistas le preguntan por el aborto. Él prefiere llamarlo "asunto" o, simplemente, "ley". El Presidente del Gobierno no pronunció la palabra aborto.

El debate ha trascendido a las críticas de la oposición, ha prendido en la calle y, lo más sorprendente, ha puesto al Partido Popular en ebullición. "Nadie puede obligar a una mujer a ser madre". Monago elige el museo más vanguardista de Extremadura para colocarse a la vanguardia del Partido Popular. No es el único. Otros dirigentes del PP críticos han sido el secretario General del PP vasco, los alcaldes de Xátiva, Valladolid y Zamora,  el número dos de las nuevas generaciones o el Presidente cántabro.

La tensión llegó a un punto en el que los dirigentes del PP llegaron a contestarse en público. Y allí se encontraron todos. En un Comité Ejecutivo donde Rajoy intenta silenciar el debate trasladando una idea. Haced como yo: hablad de economía y no del aborto. El mantra es repetido a la salida.

Rajoy ha logrado rebajar la tensión pero no ha sido gratis. Los barones han logrado una victoria. Dan por hecho que la ley del aborto sufrirá modificaciones en el Congreso; probablemente sobre la malformación. Si el 27 de diciembre prometía que la ley "no se modificará en el Congreso". 18 días después, claudica: "La ley tendrá mejoras en su tramitación parlamentaria".

El debate interno parecía apagarse Hasta que Monago vuelve a la carga. Vota 'no' a una propuesta del PSOE para paralizar la ley pero presenta una propia pidiendo lo mismo. Es tiempo de analizar las cicatrices. 24 meses de recortes en cada consejo de ministros no habían agrietado el PP como la ley del aborto.