Las únicas imágenes que hay de la jueza Ayala son entrando y saliendo día tras día, mes tras mes, de los juzgados de Sevilla. Camina acompañada sólo de una maleta de ruedas. No gesticula, ni habla y huye de la prensa.

Muy pocos conocen realmente a la jueza Alaya. Algunos taxistas que le han llevado hasta su trabajo la definen como fría. No se deja ver ni en los bares de alrededor del juzgado. Un hombre lo sabe bien, Emilio de Llera, es el actual consejero de Justicia, pero en sus 30 años como fiscal ha compartido varios casos con ella."Habla poco, no es una persona que un viernes al salir de trabajar te diga de ir a tomar algo", asegura.

Se analiza su aspecto por revistas de corazón, qué bolso lleva si se maquilla o no, pero ante todo, la jueza Alaya es dura. Los que han compartido juzgado con ella destacan sus interrogatorios inflexibles y sus sesiones extenuantes.

La jueza Alaya es para muchos el azote del Partido Socialista y por eso los medios de comunicación de la derecha la convierten en todo un símbolo. Mientras, al Partido Socialista y a Izquierda Unida, las decisiones de Alaya no le caen tan bien y se explican tirando de calendario. Según ellos, la jueza hace coincidir momentos electorales importantes con golpes de efecto de su instrucción.