Para entender por qué los acuerdos con el Vaticano mantienen ciertos privilegios para la Iglesia, laSexta Columna se centra en la figura del cardenal Tarancón. Quería separar Iglesia y Estado, así que los franquistas de brazo dislocado lo consideraban un cura rojo. Cuando ETA asesinó a Carrero Blanco y el cardenal presidió la comitiva, los asistentes lo abuchearon al grito de "Tarancón al paredón".

Aún así, Tarancón consiguió negociar unos acuerdos con el Estado menos conservadoresque los firmados con Franco gracias a un truquito que el Vaticano le coló al dictador: unos obispos aperturistas y "auxiliares" que, explica en el vídeo sobre estas líneas Jesús Bastante, redactor jefe de Religión Digital, "después fueron los que ayudaron al cardenal Tarancón a desarrollar una Iglesia más abierta a la democracia". 

Eugenio Nasarre fue director general de Asuntos Religiosos con Adolfo Suárez, el presidente con el que se firmaron los acuerdos con la Iglesia. Reconoce que muerto el dictador, el Gobierno de UCD tenía prisa por renovar los acuerdos con la Iglesia. No querían que sus sagrados privilegios corrieran peligro porque los socialistas podían llegar al poder.

Menos de una semana después de que la Constitución entrase en vigor, el Gobierno firmó cuatro acuerdos con la Santa Sede. En ellos se garantizaba la financiación de la Iglesia por parte del Estado y un papel protagonista en la educación de los españoles. "Son preconstitucionales y anticonstitucionales han convertido a todos los gobiernos en rehenes de la Iglesia Católica", afirma el doctor en Teología Juan José Tamayo.