José vive desde hace 30 años en uno de los edificios más criticados de Moaña. A menos de 20 metros del mar, su bloque estaba condenado al derribo. Pero él y sus vecinos movieron el caso y han llegado bastante alto.

Ojos de Garza, en Gran Canaria, no tienen tanta suerte como Moaña. Es una de las localidades olvidadas de la Ley de Costas. Los 60 miembros de esta gran familia van a perder su casa. Desde la bisabuela, Carmen, hasta el más pequeño de los bisnietos: Mahi.

Su pueblo tiene casi las mismas características que el amnistiado Moaña, de Galicia. Se construyó antes de la prohibición de la Ley del 88 y es una población consolidada. Pero para ellos no hay indulto, porque ya tienen orden de derribo y debe cumplirse. Ya no hay solución para los Hernández. Su generación y todas las siguientes se quedará sin casa.

"Si vienen armados, yo tendré que defender mi casa"

Francisco también vive con miedo. Ha nacido y crecido en Tufia, Gran Canaria. Se mueve entre las rocas de memoria. Son literalmente su casa. Porque él vive en una cueva. La compró su padre y ahora es suya de su mujer y sus dos hijos. Van tirando gracias a su pensión por minusvalía de 590 euros, de lo que reciben de cáritas y de lo que pesca Francisco con sus cañas.

La Ley de Costas tampoco se ha acordado de él, ni de su familia. Aunque su casa se construyó décadas antes de la Ley de Costas, tiene orden de derribo y no la indultan. Francisco, que fue militar, avisa. "Juré defender mi patria, pero que mi patria vaya a dejarme en la calle. Si vienen armados, yo tendré que defender mi casa".

Francisco, la familia Hernández y todos sus vecinos tienen motivos para estar preocupados. Porque en Canarias las órdenes de derribo se cumplen. Entre 2008 y 2012 unas 20 viviendas del barrio pesquero del Cho Vito, en Tenerife, acabaron en escombros por la anterior Ley de Costas. Los vecinos de Ojos de Garza y de Tufia están condenados a pasar por lo mismo. Una ley implacable con ellos pero muy flexible con otros.

Son hoteles que están en primera línea de playa. Como el Hotel Papagayo Arena, declarado ilegal por una sentencia del Tribunal Superior de Canarias, pero que sigue en pie. El Princesa Yaiza, cuya licencia fue declara nula, y aun así sigue abierto, o el Meliá Volcán en Lanzarote, que tiene la licencia anulada pero funciona al 100%. Hay incluso hoteles que directamente están construidos encima del mar, como el Médano en Tenerife, que llegó a tener una orden de derribo y que sigue como si nada.