José María Gil-Robles, quien fue líder de la Confederación Española de Derechas Autónomas (CEDA), fue en 1933 un malo malísimo para buena parte de la izquierda. "Era un peligro importante porque representaba fundamentalmente los intereses de la clase dirigente, de la Iglesia católica", señala Ángeles Egido, catedrática de Historia Contemporánea de la UNED.
Sin embargo, para su hijo, Álvaro Gil-Robles, su padre era un bueno buenísimo: "Yo creo que él era un profundo demócrata, de verdad, porque tuvo todas las posibilidades de convertirse en un caudillo fascista en el país y, sin embargo, no lo hizo". Sin embargo, fue un "profundo demócrata" con contradicciones, ya que como puedes ver en el vídeo principal que acompaña a esta noticia de laSexta Columna, en 1933 visitó un congreso nazi de la mano de un tal Goebbels.
De esta forma, los españoles llegaron a las urnas en noviembre de 1933 con la Iglesia llamando a los católicos "por la religión y la patria" a votar la candidatura de derechas de Gil-Robles, un 'milagro' que finalmente se obró. Y es que las derechas ganaron en la España republicana en 1933.