El episodio que cambió España hace justo ahora 100 años tuvo su punto de partida en la Capitanía General de Barcelona. La medianoche del 12 al 13 de septiembre el general Miguel Primo de Rivera decide poner en marcha un golpe de Estado y el reloj empieza a correr hacia la primera dictadura del siglo XX en España.

Primo de Rivera lanza sus tropas sobre Barcelona y el Gobierno intenta, sin éxito, detenerle. Todo queda en manos del rey Alfonso XIII, eterno baluarte del orden que disfruta en ese momento de las costas de Donostia al estar de vacaciones.

"Cuando sabe que Primo se ha sublevado en Barcelona, su reacción es irse a la cama y da la orden de que no se le moleste hasta el día siguiente. Al día siguiente, tras unas horas y consultar con algunos de los que serían hombres fundamentales de la dictadura, llama a Primo de Rivera y le dice que vaya a Madrid".

El golpe triunfa y dos días después Primo de Rivera y Alfonso XIII dejan una imagen para la historia.

"Tiene ciertos apoyos civiles y cuenta con la connivencia del rey Alfonso XIII. No sabemos si lo sabía, pero una vez que se produce lo apoya y lo sanciona. Ese va a ser su gran error, porque la monarquía en 1930-1931 pasó a ser identificada totalmente con la dictadura", analiza Xosé M. Núñez Seixas, catedrático de Historia de la Universidad de Santiago de Compostela.