Dos diputados preguntaron al Gobierno: ¿Cuánto ganan al año los directivos de AENA?

Y esta fue, literal, la respuesta escrita del ejecutivo: "Comparando las cantidades máximas autorizadas con las retribuciones que perciben los directivos del Grupo AENA se obtienen los siguientes resultados. Año 2013: medias retributivas por puesto, tras la recuperación de la catorceava parte equivalente a la paga extra. Primer nivel; Sociedad Mercantil (4 puestos): una media del 42% menos del máximo autorizado. Entidad Pública: una media del 22% menos del máximo autorizado. Segundo nivel (31 puestos): una media del 58% menos del máximo autorizado para el primer nivel… En las medidas retributivas reseñadas anteriormente se encuentran incluidas la totalidad de las retribuciones, tanto dinerarias como en especie".

Después de hacer las cuentas lo único que se puede concluir es que el Presidente de AENA cobra entre 81.000 y 240.000 euros brutos al año.

Imposible precisar más. Más dificultades para controlar al Gobierno: las comparecencias del Presidente. Al margen de las obligatorias por ley, Rajoy sólo ha comparecido tres veces en la cámara.

¿Ha sido siempre así? Una forma de comprobarlo son los decretos-leyes que el Gobierno envía al Parlamento para que se aprueben sin apenas debate. Felipe González no pasó de 40 en ninguna legislatura. A Aznar se le fue a los 85 en la primera y bajó a la mitad en la segunda. Zapatero mandó 54 de media. Y Rajoy lleva 42... Pero en menos de dos años. A este ritmo, al final de la legislatura llegaría a los 90, récord absoluto desde 1982.

La mayoría electoral es controlada en la sesión de control al Gobierno, la parte más teatral del Parlamento. Tres miércoles al mes, el presidente y sus ministros responden a las preguntas de los grupos. Unas cuestiones que conocen con al menos 48 horas de antelación.

Aquí hasta los tiempos están tasados: dos minutos y medio para el que pregunta y lo mismo para el que contesta. Nada que ver con el modelo inglés. Cualquier diputado puede levantarse y plantear una cuestión sin previo aviso.

La representación llega al extremo cuando las preguntas las hacen los del mismo partido. Aunque Posada apague el micro, es del PP. El reglamento permite que un diputado popular pregunte a un ministro popular. Se pueden imaginar los niveles de agresividad del intercambio...

El pleno centra la atención pero un diputado de CIU nos lleva al sitio en el que se toman las decisiones que cambian la vida de la gente: un lugar aburrido: las salas de las comisiones.

Aquí se debaten las enmiendas de las leyes. Las aportaciones de la oposición a los textos del Gobierno. Pero sostienen que nunca les tienen en cuenta.

Y luego está el truco de la enmienda cruzada. Un atajo que permite al Gobierno cambiar una ley usando otra que nada tiene que ver. Lo han hecho todos. El Gobierno Aznar usó la ley de arbitraje entre empresas para reformar el código penal y poder encarcelar a Ibarretxe si convocaba un referéndum ilegal. El de Zapatero reguló las descargas de Internet en la ley de economía sostenible.

Y el de Rajoy va por el mismo camino: ¿qué tiene que ver una nueva empresa con el mercado inmobiliario? Pues en la ley de emprendedores, cambiaron el índice de referencia de las hipotecas. ¿Y una limpiadora con la factura de la luz? En la ley de protección de empleados del hogar, modificaron el déficit tarifario. ¿Y una carta con las autopistas? En la ley del servicio postal, incluyeron un fondo especial para rescatar a los peajes. Todo muy relacionado.