El barro lo cubría todo. Había que usar cubos para ir a la fuente y sufrir los derribos cuando al ministro no le gustaba tu casa. En 1968, hartos de la miseria, los vecinos de El Pozo se ponen en marcha y crean una de las primeras asociaciones de vecinos de España para reclamar sus derechos.

Miguel Ángel Pascual ha pasado mucho tiempo luchando. Dirigió la Asociación de Vecinos en sus primeros años y hoy recorre las calles de El Pozo junto a Gabriel del Puerto, el actual presidente. Ambos saben lo dura que era la vida en el barrio.

El histórico líder vecinal nos cuenta que en aquella época “el Pozo del Tío Raimundo era un mar de chabolas rodeado por un océano de barro”. “Un barrizal en el que no entraba ni la Policía, como una especie de cárcel”, apunta Gabriel.

Han sido 50 años de lucha han transformado completamente el barrio. Hoy cuenta con pavimento en las calles, buenas comunicaciones… y, en lugar de jugar entre chabolas, los niños tienen parques donde divertirse.

La gran victoria llega en 1974, cuando los vecinos consiguen no sólo casas dignas, sino diseñar ellos mismos el Plan de Construcción del nuevo barrio. Miguel Ángel nos cuenta que “en sólo siete años fuimos sustituyendo las chabolas por las nuevas viviendas”.

Hoy la asociación vuelve a ser tan necesaria como en los 60. Su comedor social alimenta a 140 familias del barrio que sufren especialmente la crisis. Tanto Miguel Ángel como Gabriel saben que los grandes logros del barrio son la consecuencia del trabajo colectivo.

Para Gabriel, “cuando iba Miguel Ángel al Ministerio de la Vivienda con las pancartas, iba en representación de El Pozo”. El propio Miguel Ángel lo tiene claro: “Intentar colocar siempre las cosas como si las hubiera resuelto una persona, sea quien sea, hace es que se piense que no es el trabajo colectivo el que resuelve las cosas”.